El deporte profesional, de máximo nivel, exige unos recursos económicos que deben generarse para su viabilidad. Disfrutamos del espectáculo único y eso nunca puede ser gratis, así que son necesarios los patrocinadores, los promotores, las televisiones… En fin, todo lo que gira en torno a estos grandes acontecimientos y que también permite que los deportistas se dediquen exclusivamente a la búsqueda de la excelencia.
Dicho todo esto, también creo que no todo vale y los estímulos deben moverse en parámetros de coherencia y respeto a la esencia de la competición. Algunos eventos deportivos están siendo disparejos en torno a pagar más dinero de lo normal a los ganadores. Como en la decisión de la FIA de conceder valor doble a una determinada prueba de Fórmula 1…
¿Por qué debe ser más rentable ganar en Abu Dhabi, o en cualquier otro escenario, que hacerlo en Mónaco, Spa o Montmeló? ¿Realmente necesita el espectáculo de esta medida tan arbitraria? Muchas preguntas y pocas respuestas, básicamente porque todo se reduce a una cuestión: los promotores de Abu Dhabi han exigido este valor añadido para su carrera y lo han pagado, así que poco más hay que hablar. Lo nunca visto es posible porque los petrodólares son hoy más valiosos que la tradición o el respeto a los deportistas.
Lo mismo sucede en el tenis con los torneos más importantes de Grand Slam, los grandes Tours de ciclismo con diferencias abismales de premios como lo dijo una vez Miguel Induraín. En el atletismo con la gala de oro, o los maratones tienen tarifas diferentes aunque siempre se corran los 42K 200 mts.
Habrá que escuchar qué dicen los afectados al respecto , Serena Williams lo ha dicho en el tenis (sobretodo quiere igualar los premios con los hombres) y jugadores de fútbol se quejan del calor en el lejano oriente por horarios adaptados a la economía millonaria de la zona.
Estas diferencias me parecen tan innecesarias como excesivas, tomando en cuenta que los reglamentos del deporte son iguales en todos lados.
@tonyentrevistas
TONY CARRASCO