Hemos llegado a semifinales con sorpresas, campanadas, sustos, alargues y suspenso de infarto, pero con una conclusión: El viejo continente no parece estar tan pasado de moda y en el fútbol “Hacer la América” como decían los emigrantes europeos de post guerra es una expresión demodé, porque resulta que ahora la América está allá.
Buscamos fantasías en las individualidades sudamericanas, algún intruso que nos recuerde el lado lúdico, romántico y estético del fútbol. Los entendidos enfocan sus miradas en algún chico para revalorizarlo y acomodarlo con recomendaciones a sus amigos agentes, pero resulta señores que este deporte es de conjunto, de equipo y las selecciones europeas han dado cátedra en este sentido, opacando a cualquier individualidad sobrevalorada antes de la Copa.
Que tengamos cuatro semifinalistas europeos no es casualidad, es el resultado de una organización global que crece constantemente en lo económico, que se empeña en ligas -negocio donde los clubes cotizan en la bolsa, donde se planifican las sociedades del balompié y todo esto suple la ausencia de grandes Cracks para apostar a otras alternativas.
Francia ha llegado con cierta comodidad con un bloque compacto, agradando de menos a más y sacando brillo a sus figuras como Mbappé, Varanne o Griezmann. Los Blues a mi modo de ver son los candidatos más firmes y merecedores de su segundo título, pero hay que esperar, del otro lado vienen sus vecinos.
Bélgica entiende también el juego de conjunto, no depende exclusivamente de Lukaku para hacer goles y si el incansable Hazard desmaya, aparece Witsel o De Bruyne. Los diablos rojos encendieron el amazonas en los cuartos de final y volvieron a demostrar la teoría que el mejor del equipo es la suma de todos.
Inglaterra que trabaja por años en regresar al protagonismo adelantó sus tiempos. El Mundial del 2022 en Qatar era la meta con una generación que viene con los juveniles cosechando espacios internacionalmente pero de la mano de Harry Kane el goleador del torneo, también conformaron un bloque sólido donde defensas y mediocampistas se desdoblan para apoyarse mutuamente. Los leones no tienen el fútbol más vistoso pero son reyes de efectividad.
En contra aparece Croacia, capaz de eliminar, aunque sea por penales a la mismísima anfitriona. Rusia completa detuvo el aliento cuando Subasic detuvo los lanzamientos decisivos. Los croatas tienen un toque más latino en su juego inspirados por su capitán y figura Modric ; aunque saben recurrir a la rudeza de los Balcanes en los momentos necesarios. Pero de nuevo el equipo está por encima de todo.
En fin, dejemos que nuestros futbolistas latinos se hagan millonarios con sus dribles, filigranas y galerías, pero si un país de América quiere conquistar de nuevo un mundial en estos tiempos de cambio, va a tener que dejar de vivir de recuerdos, de esperanzas, rezos y coraje. Europa nos da el ejemplo de la modernidad del fútbol de estos tiempos.
Somos el semillero del mundo, la materia prima, pero al final como en el siglo pasado de emigrantes que cruzan el charco, la América está allá.